Sala de Dos Hermanas - Alhambra

Breve descripción del monumento

La sala de las Dos Hermanas presenta un espacio central de planta cuadrada, con función de mexuar o sala del consejo de visires, cubierto con cúpula de mocárabes sobre tambor octogonal, flanqueado por tres salas laterales, y al fondo se abre el mirador de Lindaraja, como sala del trono, desde el cual, porque los jardines con su fuente se hallaban abiertos sobre Granada antes de las reformas del emperador Carlos V, el sultán podía contemplar la capital del sultanado.


Historia del monumento

Aunque quizás podamos pensar que el nombre de esta sala provenga de alguna leyenda o hecho acaecido en ella, el nombre de esta sala se debe a dos grandes losas gemelas de mármol que se encuentran en el piso de la sala. Esta sala era el centro que una serie de habitaciones que servían de residencia a la Sultana y su familia real, y se sabe que la madre de Boabdil vivió aquí con sus hijos, tras ser repudiada por Muley Hacén.

La sala de las Dos Hermanas fue construida por Muhammad V durante la primera parte de su reinado (entre 1354 y 1358) y tiene la función de nuevo mexuar del sultán, cuyo trono queda emplazado en el mirador de Daraxa o Lindaraja. Este mexuar de la sala de dos Hermanas tenía función representativa y de aparato, ya que un segundo mexuar con funciones administrativas, que se hallaba anexo, ha desaparecido. En este momento (1362) no se había construido el resto del palacio de Leones, ni el patio ni las demás salas, que debieron edificarse a partir de 1363.

La sala es cuadrada, con techos de lazo y alcobas que comunican con las Habitaciones de Carlos V y, a través de un balcón, con los Jardines del Partal. La entrada a la sala se realiza a través de un arco semicircular festoneado, que conserva las puertas de madera originales. A través de un pasadizo podemos llegar a los aposentos altos, con techos labrados en el siglo XVI. A la cámara del mirador se accede a través de tres pequeños arcos, con mocárabes en los arcos laterales y albanegas labradas en el central. A través de sus ventanas podemos tener una vista del Patio de los Leones.

El pavimento de la sala, de mármol, posee una pequeña fuente con surtidor y un canalillo que conduce el agua hasta el patio de los Leones. El elemento más impresionante de la sala, por su belleza y perfección, es la cúpula de mocárabes que encontramos en su techo, en la que la iluminación ha sido perfectamente estudiada, mediante la abertura de ventanitas laterales, convirtiendo la cúpula en una preciosa flor de una riqueza exquisita, que Ibn Zamrak ya dejó recogida mediante un poema del que podemos encontrar un fragmento sobre un zócalos de azulejos, con irisaciones metálicas. Las paredes de la sala están cubiertas de unas finísimas yeserías con diversos temas, entre los que podemos encontrar tanto el clásico lema de los nazaríes «Sólo Dios es vencedor» como, por ejemplo, unas manos cerradas.